..."Sabe que no va a encontrar nada. Pero le gusta perderse por ese espacio construido e inventado que todavía tiene su rostro, su silencio.
Es un poco como si él jamás hubiera existido.
Es un recuerdo. Sólo un recuerdo.
Sabe exactamente cuál es la calle y cómo llegar. Le duele un poco todavía predecir esa ausencia antes de desencontrarse. Pero el vacío es todo lo que le queda. Casi nada más.
Y ahora llueve. Como dentro de su ausencia. Llueve.
A veces sale un poco de ella y mira el mundo. Y el mundo está ahí. Del otro lado. Tan expectante. Tan jubiloso.
Ella tiene los pies gastados. Una desesperanza tardía. Un dulce sabor amargo en su boca.
Su sexo podrido. Seco. Muerto de sed. Muerto de hambre. Y el hambre le duele. Le duele incansablemente. Quisiera no sentirlo más. Dejar escapar la gula de una buena y santa vez. Santa.
Después de todo no era tanta su belleza. Su belleza recompuesta por el tiempo no era real. Menos mal que la belleza se construye y luego se rompe y se puede volver a crear así otra vez la belleza. Otra. Distinta. Nueva. Blanca. Otra. Real. Fresca"...
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