viernes, 26 de diciembre de 2008

El Trumpeter

Escabullendome como si nadie se diera cuenta. Mientras, el viejo iba y venía, las copas estallaban, la vieja aullaba y los pequeños mutantes corrían en medio de un olear delirante de alcohol. El Trumpeter si que se portó, lastima que había tantos mirando por allí que no dejaban navegar mi desparpajo como quien parte una nuez o pega un chicle debajo de la mesa.
Probando todo seguí probando sin que nadie lo advirtiese. Un poco nada más. La insignia superflua de todo perdedor encubierto.
De repente, Lola le clavó un tenedor a la lagartija verde que decoraba el jardín.
- Fue así desde niña - dijo su madre. Siempre clavando cosas, como si su cuerpo estuviera hecho de estacas.
Pobre niña. Tan pocos dientes. No le debe gustar mirarse en el espejo.
Es una niña nada más que ya se cree grande, por eso hace esas cosas.
Mientras, yo decoraba el tapiz que se habían olvidado de casualidad. No era bueno dejar las lentejuelas desparramadas entre los confites. Y así, la noche. La sórdida noche. Como una castañuela sonante nos ensordeció a todos.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

El tiempo, ese demonio arbitrario.-

¿Cuánto tiempo pasó desde que me miré en el espejo y me descubrí las primeras canas, las arrugas, los pozos, la amargura, la felicidad...? Podría decir un año, dos, media vida, una penúltima lágrima... pero en realidad, no lo sé.
El tiempo es un demonio arbitrario que va por no sé qué camino.
Me anotaron un día, que parece que yo vine al mundo un 14 de junio de 1977. Pero....¿Cuántos años tendría yo si lo hubieran hecho diez días después?
La inexactitud del tiempo transcurrido. Incontable. Va mas allá de calendarios y mediciones.
Yo sólo se que para este nuevo año quiero relajarme más, quiero gozar más, quiero vivir más, más Intensamente, tomando conciencia de que mis días están contados.

"Sybill" de Flora Rheta Schreiber

Lo compré por diez mangos en San Telmo un día de lluvia.

"El Golem" de Gustav Meyrink

Según mi Maestro, el Conde Láisek, es el libro mas incomprensible de la Historia.

Navidades.-

Me dejé aquí, en aquel lugar y hoy estoy de vuelta. No se por qué pero parece que las fiestas son un buen motivo para saludar, para comenzar algo, a veces no se sabe qué, pero parece que en estas fechas la gente, yo, estreno mi cara nueva llena de arrugas y soy feliz, en esta felicidad que dura un instante que ya fue. Que ya se fue.