Los esperaba desde siempre. Quizás en otras vidas habitaban en mis cuentos o sueños. Los reyes magos de la abuela. Los reyes magos que eran marionetas para mi despertar.
Esta vez no sabía con qué darles la triste bienvenida. Ella se había ido desde hacía un mes y yo no tenía para ofrendar más que mi nada de huesos y piel pálida. Y mis pies huesudos como dos ganchos absurdos que colgaban de alguna parte mía. Mi grandiosa nada era lo mejor para ofrecerles.
Mi nada palpitante, genuina, verdadera, auténtica.
Cuando desperté corrí hasta el único ventiluz.
Pero mis zapatos estaban vacíos.
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4 comentarios:
Tus zapatos están llenos de vos!
gracias por tu comentario y por haberte tomado el tiempo de entrar y leerme!
luuuuuu si te sirve de consulo mis zapatos estuvieron vacios de cosas materiales pero repletos de vida y seguramente los tuyos tambien!!! besotes y tu blog esta re lindo
Maguísima! gracias por estar siempre! Yo tambien estoy siempre al tanto de tu blog y de lo que escribís en él. suerte.
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