jueves, 29 de noviembre de 2007

Cuando la belleza rompe los espejos

Ella era tan linda que dolía verla parada en esa esquina, trabajando de la ocupación más vieja del mundo, como alguna vez dijeron algunos libros o alguna abuela.. Sus cejas depiladas denotaban su vocación y asistencia perfecta al tedio de la obligación. Su mirada ..¿envejecería? ..
¿Qué edad tendrá? ¿Cuánto tiempo le llevará terminar de volverse vieja para desaparecer del todo?
Cuando llegó al barrio fue todo un acontecimiento. Nadie espera ver a una puta tan linda. No en mi barrio. Es terrible los kilómetros que le lleva en ganancias a su compañera. Dinero rápido y en mano.
Tantos los transeuntes como los conductores le gritan ese piropo liberador que muere en el mismo instante de ser dicho y expulsado hacia afuera como un fuego que les atraganta la garganta. Ellos no discriminan, porque el placer radica en el decir, en el sacar hacia afuera y no en el objeto elegido para tal confesión.
A ella sin embargo, no todos pueden decirle algo. Más bien se quedan perplejos. Como petrificados.

1 comentario:

Franquise dijo...

Uhhhhh..... ahoga la realidad, casi siempre....

Lo escribiste vos?

está buenísimo!


Después contame bien...


Besos

Te quiero